martes, 16 de febrero de 2010

calor de hogar


Los inviernos se me hacen largos. No tengo ganas de moverme de casa estos días, estoy bien aquí. Chimenea encendida, Cleo, un té caliente, un rato de lectura, un rato de guitarra, quizás haga unas fotos y "los abrazos rotos" para entretenerme esta tarde. Sencillo.
La noche del miércoles al jueves de la pasada semana, a media noche, salí fuera a buscar unos troncos para la chimenea, para mi sorpresa, estaba nevando... Qué preciosidad, no cabía dentro de mi, es un momento en que todo se para, mágico, miré al cielo y sentí que estaba recibiendo un regalo de los dioses, salté, grité....A los quince minutos el jardín era blanco, pude tirar nieve a Cleo que intentaba comérsela, ella era la primera vez que veía nevar... Agradecí tanto ese regalo, me sentí tan llena de vida y de gozo, entré dentro a verme la cara en el espejo y tenía el pelo lleno de copitos, como flores blancas, pequeñas... Bueno las fotos un desastre la emoción me pudo de nuevo.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

hermoso relato...Como marcaste al principio que no te gusta el invierno y al nevar saltabas de alegría...de renovación.

besos

tina dijo...

sí es algo contradictorio, aunque lo de nevar es bastante poco común en la isla y más al nivel del mar. No me gusta el frío pero nevar me hizo volar. Contradictorio, así es la vida, llena de contradicciones.

besos