buscando afinación, algunas notas se escapan, notas de paso.
interpretando canciones vírgenes y canciones viejas, haciéndolas íntimamente mías,
desarrollando,
intención, dirección, emoción.
bemoles, sostenidos, negras, blancas, corcheas y mi querido calderón.
intervalos, tonos.
entre arrubatos, staccatos, pizzicatos, pianos, pianos casi al susurro de la melodía.
bocca chiusa, o forte, sin forzar la articulación, vocales diferentes
manteniéndolas a la misma altura, que no caiga la "o" ni la "u" después de la "i", de la "e" hasta la "a" que ocupa todo el espacio de mi boca y su cúpula trasera.
notas graves como habladas, principio suave y siguiendo la dirección
de la música.
abierta, relajar el diafragma en cada toma de aire, saberme ir, volar y después volver
a la nota justa y exacta.
Con el latido del contrabajo, la fuerza del violonchelo y la guitarra que me sostiene.
Trío de ases, a mi lado o yo al suyo, unión.
No me lo creo, va a ser una realidad, pronto, el primer disco. Como un hijo.
El lenguaje musical es precisión, vibración perfecta.
...y lo que me queda para llegar, una vida no bastará.
Todo esto, vive conmigo las veinticuatro horas, hasta en sueños.
entrega.